"Llegada confirmada", destacó ayer a las 5.32 GMT un miembro de la misión de control en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, en Pasadena (California). Y se desencadenaron las celebraciones.
"Tenemos las llantas puestas en Marte ¡Dios mío!", exclamó después de recibir la primera señal de que el vehículo de exploración Curiosity, de 900 kilos, había descendido en el planeta rojo al cabo de una operación muy compleja denominada "siete minutos de terror".
Un segundo estallido de alegría se produjo después, cuando el robot envió la primera fotografía, de una claridad sorprendente, y se veía su propia sombra en el suelo marciano.
El descenso tuvo lugar en el viejo cráter Gale, cerca del Monte de Sharp (de 5.000 metros). Es uno de los lugares más bajos de Marte y punto de convergencia de varios ríos que se cree fluían provenientes de zonas altas. Los cauces podrían contener valiosa información sobre el pasado en sus capas sedimentarias. De ese modo se inició una misión de dos años en busca de evidencia de que el planeta rojo alguna vez albergó los ingredientes necesarios para la vida.
El presidente Barack Obama saludó la realización de una hazaña tecnológica sin precedentes. El amartizaje marcó un éxito muy bienvenido y un importante hito para la agencia espacial de Estados Unidos, golpeada por recortes presupuestarios y por la reciente cancelación de su programa de trasbordadores espaciales. Tras la transmisión en vivo que realizó la NASA, más de 100 ingenieros, científicos y especialistas empezaron a seguir los datos que recibían desde Marte.
San Martín, eufórico
Uno de los más eufóricos en el JPL era el ingeniero argentino Miguel San Martín. "Estamos muy contentos, funcionó todo mejor de lo que esperábamos", enfatizó, todavía excitado, a radio Continental. "Llegó a Marte la misión más avanzada para estudiar ese suelo", resaltó.
Tal como se había planificado, la cápsula desplegó un gigantesco paracaídas cuando estaba a unos 11.000 metros de altura para frenar el descenso. A unos 20 metros del suelo, una grúa bajó el Curiosity, que desplegó sus seis patas con ruedas e inició el recorrido.
"Son varios pasos: se frena con la coraza térmica, luego lo frena un paracaídas, luego se desprende el vehículo con sistemas que lo frenan hasta el final y se termina bajando como una grúa con motores cohetes y sogas que lo posan sobre sus ruedas", explicó.
Décadas
"Es un proceso que dura décadas" -aclaró San Martín sobre los objetivos de la misión-. Hay trabajos serios para tratar de captar comunicaciones; no es impensable que haya vida inteligente con tantos planetas y galaxias que hay, hablamos de ciencia seria".
Curiosity fue lanzado el 26 de noviembre desde Cabo Cañaveral, en Florida, y navegó 566 millones de kilómetros durante más de ocho meses.